martes, 12 de julio de 2011

ISLA

Isla debía ser un personaje de una novela que ya no creo que escriba. Lo importante, en todo caso, era que alguno de sus amigos recordaba cada tanto las cosas que decía. Las siguientes debían ser algunas de esas cosas.


Dijo Isla:
Espejismo es: ver un oasis donde sólo hay desierto.


Dijo Isla:
Ante la imagen de la multitud, el fascista siente la tentación de poner como rótulo la leyenda de los aerosoles: agítese antes de usar.


Dijo Isla:
Uno se mueve en el tiempo al revés que en el espacio. La memoria es la visión de lo que se deja y no de lo que se acerca. Los ojos perciben en cambio lo que viene y no lo que se queda. En el espacio avanzamos viendo hacia adelante, en el tiempo viendo hacia atrás, como caminando de espaldas.


Dijo Isla:
En el fondo siempre odiamos a los héroes. Ellos impiden que olvidemos nuestra incapacidad y nuestro miedo. Su grandeza nos arroja en la vergonzosa verdad de quiénes somos. Y aunque creemos que sus hazañas nos redimen de nuestra pusilanimidad porque ellos son la mejor expresión de lo que nos integra, nuestra conciencia se apacigua al saber que ya no estarán aquí para humillarnos. Cada aniversario de su muerte es para nosotros motivo de celebración.


Pregunté:
¿Qué es un vencido?
Dijo Isla:
Uno que ya no pelea.

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