jueves, 10 de marzo de 2011

BIENVENIDO

de pronto estaba solo
(gente de niebla)
la memoria prometía respuestas
y daba pedaleadas
con las bolsas del súper en el manubrio
y mi mano derecha
atacando la rebelde malla de abrojo
sujetando a mi puño la voluntad del reloj

por fin oía
mi muñeca desnuda
(solo. niebla)
la malla del reloj era una boca de abrojo
dos labios negros que se abrían diciendo:
te voy a dejar,
te voy a dejar.
mi reloj seguía viaje solo

yo combinaba subtes cuando todo esto
me sentaba cubriéndome
la muñeca izquierda con la derecha
y recordé lo oído alguna vez
que la tristeza sucede a la pérdida
y pensé, como es obvio,
en el alma replegándose.

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