martes, 5 de abril de 2011

CUATROCHO

Lo que pasa es que a uno le gustan los números, las fechas y eso. Con los tipos éstos que figuran en las entradas de los diccionarios está bien. Pero yo ¿para qué? En cierta forma lo que pasó es quedarse fuera del tiempo ¿no? Por ahí ella sabe, porque las mujeres son así. Yo no sabría decirte hace cuánto.
Te juro, recuerdo la cama de dos plazas. Y que no podía dormirme. Yo no sé por dónde entró la cucaracha que paseaba por el techo. Es más, ella se dio cuenta primero que yo. Yo tardé bastante. Recuerdo que me miraba y no lo podía creer, con la boca abierta me miraba. Después claro, lo que ya saben todos. Lo insoportable para mí fue lo que la gente notaba en ella y en mí, como dos meses después, en la fiesta de quince de la nena. Pero no me acostumbro ¿entendés? No me acostumbro.
Yo por mi parte no hice nada. Además ¿pude haber hecho algo? Porque… Decime… ¿Qué hace la gente en mi lugar? Es todo demasiado raro. Yo sigo como siempre. Pero en ese momento supe que ya nada sería como siempre. Porque se sabe ¿entendés? Y cuando estoy con ella ni hablo del tema. ¿Qué le voy a decir? ¿Vos le preguntarías a tu mujer qué tan sola se siente? ¿Eh? ¿Vos le preguntarías si le dice a la gente que ese tipo simpático que todos ven por ahí, que ese tipo que firma el cuaderno de comunicados de su hija está muerto?

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